Carlos Andrés Pacheco Villalobos nació el 16 de octubre de 1839 en el pueblo de San Nicolás del Terrero, hoy San Nicolás de Pacheco, Chihuahua, sus padres fueron el licenciado Carlos Pacheco y doña Altagracia Villalobos. Fue gobernador de los Estados de Puebla, Morelos, Chihuahua y del entonces Distrito Federal. Apenas cumplía 23 años, tuvo lugar la intervención francesa, para ese entonces ya se encontraba en el Estado de Oaxaca, militaba en las fuerzas de Porfirio Díaz. Participó de manera sobresaliente en la toma de Puebla el 2 de abril de 1867, donde una bala de cañón le destrozó su brazo derecho, y la pierna izquierda, así como lo dejó tuerto al privarle la visibilidad de un ojo, por su arrojo y valentía se le otorgó el grado de Teniente Coronel.
El 10 de Enero de 1876 se proclama en Plan de Tuxtepec, hecho clave en la fundación de Motzorongo, con el que se desconocía a Sebastián Lerdo de Tejada como Presidente de México. Cuenta la monografía de la fundación del ingenio Central Motzorongo que al pasar por lo que es hoy Motzorongo tuvieron una curiosa conversación.
—Mira compadre, me gusta mucho este sitio para instalarme una hacienda o rancho. —Dijo Carlos A. Pacheco.
—Pues nomás que lleguemos al poder, ya sabes compadre, puedes tomar todo el terreno que quieras. —Respondió Porfirio Díaz.
Y así fue, los trabajos de la fundación empezaron 10 años después de este diálogo, o sea en 1886. Cuando Porfirio Díaz ya era presidente, le ordenó a Carlos A. Pacheco que realizara el tendido de la red ferroviaria que atraviesa todo el Istmo de Tehuantepec, de Puerto a Puerto, es decir de Puerto México, hoy Coatzacoalcos, al Puerto de Salina Cruz, Oaxaca, para la realización esta obra se obtuvo un préstamo de dos millones de libras esterlinas con Inglaterra.
Para 1882 Don Carlos A. Pacheco, ministro de fomento del gobierno porfirista compró y en otros casos se adjudicó miles de hectáreas por donde pasaría el ferrocarril, se trataba de la zona cálida del cantón de Zongolica, ahí estableció su hacienda a la que llamó Motzorongo, nombre que también recibió la compañía constructora del Ferrocarril Agrícola de Motzorongo. Antes del funcionario Porfirista, el mayor poseedor de tierras vírgenes en la zona cálida era Miguel Cano, quien vende 105,300 hectáreas a la sociedad compuesta en ese momento por Carlos Pacheco y Javier Iglesias.
Entre los planes que tenía Carlos A. Pacheco era la construcción de un ingenio azucarero, pero decide comenzar con un pequeño trapiche; porque para poder trasladar la maquinaria y todos los materiales necesarios para el ingenio era indispensable tender una vía de ferrocarril que saliera de la ciudad de Córdoba. Este servicio se llamaba en aquel tiempo “Ferrocarril Agrícola de Motzorongo”, quien en 1895 logró con muchos esfuerzos avanzar 48 kilómetros, justo donde estaba la casa grande de la Hacienda de Motzorongo construida en el año de 1886. Las iniciales F y A, todavía se encuentran arroba del portón principal de la antigua estación del ferrocarril.
El general Carlos Pacheco fue un hombre apasionado por los juegos de azar según se sabe, lo que ocasionó que no concluyera la obra ferroviaria inmediatamente. Este señor era muy aficionado al juego de la baraja y fue precisamente que jugando a los albures con otro general de apellido Beltrán en un abrir y cerrar de ojos perdió el ingenio y su hacienda en alguna ocasión.
En al año de 1889, Carlos A. Pacheco organiza una partida de caza en su hacienda a la que asisten el presidente Porfirio Díaz, el secretario de estado Joaquín Baranda y los gobernadores del estado de México, Hidalgo, Guanajuato, San Luis Potosí y Tlaxcala, además de los generales Treviño y Naranjo, y otros personajes.
En 1890 el trapiche elaboró su primera producción de panela y aguardiente. Rosendo Díaz Gómez es nombrado por Carlos A. Pacheco como el primer administrador de la Hacienda de Motzorongo hasta 1900.
En 1891 aquejado por problemas de salud, pero sobre todo combatido por los miembros del grupo político denominado como Los Científicos, renunció a la Secretaría de Fomento el 23 de marzo de ese año.
Carlos A. Pacheco Villalobos dejó de existir el 15 de septiembre de 1891 en Córdoba, y sus restos se encuentran en la rotonda de los Hombres Ilustre del Panteón Dolores de la Ciudad de México.
Referencias:
Ibáñez Hernández, Pedro. Dulce guanábana. 1ra. edición. / Carlos Pacheco Villalobos / Fotografía de portada perteneciente a la Mediateca INAH.
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